Cómo te encuentras camino del cielo ?

Yo recibí la noticia de tu fallecimiento en Madrid y ahora te escribo desde el tren camino de Murcia, mientras reflexiono sobre el viaje que acabas de comenzar. Voy a ser breve, pero inmensamente agradecido a tu ser humano, a tu corazòn, ... , y a tu alma. Estoy seguro de que Dios te tiene reservado el lugar que mereces para tu descanso, felicidad, ... , y paz eterna.

En el verano de 2004 tuve la suerte, nada sucede por casualidad, de subirme al autobús del primer equipo del Real Murcia para viajar a Mondariz y unirme a la ya iniciada pretemporada. Tú acababas de ascender a Primera División con el Levante y sobre todo habías sufrido la trágica muerte de uno de tus hijos, dolor que se sumaba a la ausencia de tu mujer. Yo venía de superar una lesión de ocho meses, y todavía seguía intentando asimilar, a la vez que me preguntaba, ahora ya lo sé, porqué tu hijo, tu mujer y mi madre (ambas tras luchar contra el cáncer) habían dejado este mundo, mientras nosotros seguíamos en él. El destino, que está escrito, y los ángeles que Dios pone en el camino acompañados de mi perseverancia e intenso trabajo físico me permitieron unirme al grupo que tu dirigías con una humanidad, cercanía, ... , y trato por igual que me entusiasmó y me hizo creer, aún más, en mí mismo. Solo llevábamos tres días de entrenamientos en tierras gallegas, bendita tierra, cuando al finalizar la sesión vespertina me llamaste y dijiste: "Jose, no sé nada más de tí, solo que vienes de una importante y larga lesión de espalda, pero si me demuestras en adelante lo que has hecho durante estos tres días... serás jugador del primer equipo". Tú fuiste destituido antes de navidad, fecha en la que tus palabras se materializaron firmando el que fue mi primer contrato profesional como futbolista del Real Murcia. Gracias, Manolo.

La vida es un camino apasionante y misterioso, en ocasiones muy difícil de recorrer como tú bien sabes, y nosotros somos dos almas que, gracias a Dios, nos encontramos en esta vida y nos encontraremos en la siguiente.

En compañía de mi novia Sarah, un regalo divino, te repito una vez más:

Gracias, Manolo.