La LFP, la AFE, la normativa y los precedentes descartan el descenso del Murcia por impagos en Primera División

Los clubes deudores serían enviados directamente a directamente a Segunda B, como ocurrió con Celta y Sevilla, sin perjudicar a equipos de la categoría de plata * El filial del Levante tampoco ascendió tras la repesca del primer equipo en un caso similar hace pocos años

La Liga de Fútbol Profesional, la Asociación de Futbolistas Españoles, la normativa vigente y los precedentes descartan la posibilidad de que el Real Murcia -o el equipo que ocupe el decimonovento puesto al final de la temporada en Segunda División- sea descendido a Segunda B arrastrado por los impagos de un club de Primera.

Existe cierto temor en algunos estamentos del club grana y de su afición a que un descenso administrativo por impagos de algún club de Primera División a sus jugadores suponga la repesca del Villarreal y del Villarreal B y que, por tanto, el equipo que ocupe el 19º puesto de Segunda (cuarto por la cola) descienda finalmente a Segunda B. Si bien es cierto que lo ideal para cualquier equipo es evitar estar en esa posición a final de temporada y así afrontar el verano con tranquilidad, también lo es que tanto la normativa vigente como los precedentes más recientes de casos similares descartan ese hipotético descenso del ‘cuarto por la cola’ de Segunda División.

La reglamentación actual  –que puede consultarse en las páginas web de la Liga de Fútbol Profesional (LFP) y de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) y que ha sido confirmada a MurciaTodoDeporte por portavoces de ambos organismos- contempla que los equipos que incurran en impagos sean “excluidos de la liga profesional”, que incluye Primera y Segunda, y por tanto descendidos directamente a Segunda B, y no a Segunda División. Este hecho, por tanto, supondría la repesca de clubes tanto de Primera como de Segunda, empezando precisamente por el mejor de los descendidos, lo que impediría siempre que el cuarto peor equipo de Segunda perdiera la categoría.

Los precedentes más recientes, además, confirman esta situación. La última vez que un equipo de Primera fue descendido administrativamente (el Celta y el Sevilla, en 1995), la decisión tomada entonces por las autoridades fue enviarlos directamente a Segunda División B (fuera del fútbol profesional), y repescar tanto a ex equipos de Primera (Albacete y Valladolid) como de Segunda (Getafe y Leganés) para ocupar las plazas vacantes. Por tanto, los puestos de descenso corrieron en aquel caso a favor de los equipos de Segunda División, no en contra.

Por tanto, si se diera nuevamente este caso y la Liga actuara de la misma manera –que es la que contempla el reglamento- aunque el Villarreal volviera a Primera División y ello supusiera la ‘repesca’ del Villarreal B, no conllevaría ningún descenso adicional en Segunda División, pues siempre sería necesario completar la vacante en Segunda División, dado que la plaza dejada en Segunda por el Villarreal no sería ocupada por el club descendido de Primera. Es decir, seguiría faltando un equipo en Segunda.

Además, en aquella ocasión, las protestas de las aficiones de Celta y Sevilla y las presiones políticas llevaron a las autoridades futbolísticas a dar marcha atrás y anular el descenso de ambos equipos (pero no las repescas), provocando la famosa ‘Liga de 22’, que todavía hoy se mantiene en Segunda División.

Otra circunstancia a tener en cuenta es que, si ese fue el último caso de descenso por impagos de un equipo de Primera, el precedente más reciente con un club de Segunda División también resulta ‘tranquilizador’. En la temporada 2001/2002, el equipo que perdió la categoría por sus deudas fue el Burgos, y el repescado, el Levante, que había descendido en los terrenos de juego. No obstante, esta circunstancia no supuso también el ascenso administrativo de su filial, -como se teme que en este caso pasaría con el Villarreal B- a pesar de que el Levante B se lo había ganado en el terreno de juego.

Aquella misma temporada el filial granota había logrado subir de Tercera a Segunda B tras disputar la promoción. Este ascenso no se consumó inicialmente dado que, por los resultados producidos en el terreno de juego, el Levante y su filial iban a compartir la misma categoría, por lo que la plaza del Levante B se le adjudicó al Orihuela, que había quedado segundo en la promoción (la cual entonces se jugaba por liguilla) y se mantuvo al filial azulgrana en Tercera. Ese verano, cuando el Levante volvió a Segunda División en los despachos por la sanción al Burgos, a su filial no se le concedió el mismo privilegio, el Orihuela conservó la plaza que se le había arrebatado al Levante B, y el segundo equipo granota se vio condenado a jugar en la categoría inferior a la que le correspondía a pesar de que su primer equipo fue repescado.

En resumen, si se produjera el temido descenso por impagos de un equipo de Primera y la Liga actuará conforme al reglamento y a su acuerdo con la AFE, el 19º clasificado de Segunda no descendería en ningún caso. Para que esto se produjera, el organismo regulador tendría que modificar sobre la marcha su reglamento y, además, actuar de forma diferente a como lo hizo en los casos anteriores para que esto conllevara también el descenso del Real Murcia o del equipo que quedara cuarto por la cola en Segunda División.

Es decir, en primer lugar, tendría que decretarse un descenso a Segunda (y no la exclusión de la LFP y por tanto el descenso a Segunda B como dicta la normativa y como se produjo la última vez, con Sevilla y Celta), y en segundo lugar, la repesca del Villarreal tendría que conllevar la repesca también de su filial, lo cual tampoco sucedió en el caso anterior con el Levante. Y luego, además, las autoridades tendrían que mantener su decisión ante las protestas de todos los equipos implicados, cosa que tampoco hicieron en el precedente con equipos de Primera División.

También es un dato a tener en cuenta que la LFP haya fijado para días diferentes el Murcia-Girona y el Valladolid-Guadalajara de la última jornada y no haya impuesto un horario unificado para los equipos que se juegan algo entre ellos, como podría ser en caso de que el cuarto por la cola de Segunda División pudiera descender a Segunda B. Con este hecho, la propia Liga reconoce de forma indirecta que en el partido Murcia-Girona no hay nada en juego.

Con todo, hay otros aspectos que también son ciertos. Por un lado, que ciertas autoridades del fútbol español se han caracterizado en los últimos años por actuar al dictado de la improvisación, lo que convierte en impredecible cualquier decisión que puedan tomar, y por otro, que evitar el cuarto puesto por la cola conjura cualquier tipo de riesgo ante improvisaciones, interpretaciones de la normativa o cambios de criterio respecto a actuaciones anteriores.

Sanciones por amaño
Caso muy diferente sería que el descenso administrativo de un equipo de Primera se produjera debido a una sanción de puntos, por ejemplo, por un caso de amaño de partidos. Ante esta situación, el descenso sí podría a ser a Segunda División y no a Segunda B. No obstante, la LFP ya anunció en su momento que no investigaría el polémico Espanyol-Sporting, primer partido que desató la polémica, y nadie hasta ahora ha manifestado su firme intención de denunciar o investigar irregularidades en los partidos de los equipos que lograron la salvación en la última jornada, lo que también parece descartar esta posibilidad.