Pena de ciclisTAS

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07 / 02 / 2012  |  Juan de Dios Martínez | Alta definición
Mira, a lo mejor este año el Tour lo gana un francés o uno que también hable franchute. No sé. Si se empeñan en ir descalificando posibles rivales por las bravas ante su incapacidad para hacerlo en la competición, por eliminación puede ganar cualquiera. Lo que está claro es que este año no lo ganará Alberto Contador porque el TAS se lo ha cargado en nuevo acto de ignomina deportiva. Lo hizo con Valverde y ahora con Contador, dos de los mejores corredores del mundo. Españoles. Qué casualidad.

Lo de Contador es una triple injusticia: Se atreven a condenarle sin haber probado su culpabilidad, le aplican un castigo desproporcionado con efectos retroactivos y le desposeen de todos los títulos ganados en buena lid desde la incoación del expediente. Incluso en las fanganosas tierras de la derecho deportivo –aquí no vale el derecho internacional- habría que respetar la presunción de inocencia mientras no se demuestre lo contrario. Sin embargo, la UCI y el TAS (Tribunal de Arbitraje Deportivo) piensan lo contrario y ante la sospecha de actividad ilegal hay que demostrar la inocencia. Regreso a los Autos de Fe, a las prácticas inquisitoriales de don Tomás de Torquemada. La sentencia indica que la acusación no ha encontrado pruebas de dopaje, salvo la presencia de una ridícula cantidad (un picogramo) de una sustancia prohibida, el clembuterol, pero le basta la simple sospecha para sancionarle. 

Además, el dictamen le retira su triunfo en el Tour de 2010 y, lo que es peor, invalida todas las carreras que ha ganado después. Algo que resulta injusto y absurdo porque el madrileño ha pasado controles más que exhaustivos desde entonces y no ha dado positivo en ninguno de ellos. Una de dos, o la justicia deportiva le suspende cautelarmente para que no corra mientras se resuelve su caso, o le permite seguir compitiendo con todas consecuencias. La lentitud en la instrucción del caso no es un problema del ciclista quien, a pesar de todo, se ha sobrepuesto a la presión para desarrollar su carrera con brillantez. Y extremadamente controlado. Le han levantado de la cama a las seis de la mañana, le han sacado de una celebración familiar, de una sala de cine, le ha clavado las agujas para sacarle sangren en los lugares, días y horarios más insospechados tratando de pillarle in fraganti. ¿Se imaginan que le hacen eso a Cristiano o a Messi? Los del TAS duraban dos días. Los de Adidas los funden como el plomo. Pues a pesar de todas esas incomodidades el campeón español se ha sometido y los controles han sido en vano. Entonces, ¿por qué privarle de esos triunfos, entre los que se encuentra nada menos que el Giro del año pasado? Todo esto sería de risa en la justicia ordinaria, territorio vetado para el deporte profesional, pero parece una praxis admisible en la paranoia ciclista. En el resto de los ámbitos sociales nadie se imagina que por estar en espera de juicio uno o dos años, su actividad profesional mientras tanto no tenga valor. 

-Mire, es que mientras esperaba el juicio por exceso de velocidad he descubierto la vacuna contra el cáncer…

- Ya pero da igual. No se podrá aplicar porque usted está inhabilitado desde hace dos años. Vaya borrando los datos. Luego la vuelve a inventar, si le parece.

El perjuicio es grave no solo en lo deportivo, sino en lo económico, pues se verá obligado a devolver el 70 por ciento de sus ganancias. Se calcula que alrededor de tres millones de euros, más otro millón que le cuestan los abogados. Este asunto puede ser el que le obligue a plantarse en un Juzgado de lo Social y deje en evidencia a los deportivos. Su carrera, su prestigio, su futuro y su dinero, ganado con mucho sufrimiento sobre la bicicleta, está en juego.
En  el capítulo de reacciones se pueden apreciar aspectos sintomáticos. Desde ex ciclistas como Pereiro (quien ganó un Tour por descalificación por dopaje de Landis) o el mismísimo Eddy Merckx, quienes se ha opuesto de manera abierta a la sanción; al silencio de los corderos ciclistas que no se atreven a levantar la voz por si la próxima vez les toca a ellos. Y luego está la Federación Española, la cual "acata, pero no comparte", la sanción. Acabáramos. Solo faltaba que la compartieran. Lo peor es que, entre unos y otros, no se dan cuenta de que van a acabar con el ciclismo, un deporte hermoso para el que no se pueden cobrar entrada y se nutre de la confianza de los patrocinadores.

España hace tiempo que debería haber adoptado una actitud más beligerante, defensiva, contra los ataques despiadados a nuestro deporte. Hay muchos envidiosos a los que les revienta ver cómo los españoles son los mejores en muchos deportes, incluidos los más importantes. A los franceses les repatea ver a Nadal levantar la Copa de Roland Garros cada año y algunos, como Noah, no se tapan para acusarnos directamente de dopaje. Cuando ellos ganan es porque han sido bendecidos por la Marsellesa y sus éxitos se corresponden con un chovinismo radical. Sin ir más lejos, el director del Tour, Christian Prudhomme, lucía una amplia sonrisa satisfactoria al valorar la sentencia del TAS. Este año Contador no ganará el Tour, claro.

Esta es una situación sobrevenida. Si cuando se iniciaron los procedimientos contra Alejandro Valverde las autoridades españolas hubiesen cerrado filas, es posible que ahora no se atrevieran. Pero el anterior secretario de estado, Lissavetzky, miró para otro lado. Dejó que el Comité Olímpico de Italia, la UCI y el TAS se ensañaran con el murciano en otra arbitrariedad deportiva. Es más, a Valverde le condenaron por haber hallado restos de EPO en una muestra ilegal de sangre, nunca dio positivo en ningún control, mientras que Alberto Contador sí que ha dado positivo por una sustancia prohibida. Aunque tampoco esté probado el dopaje. Esa inacción de la diplomacia española dejó campar a sus anchas a los detractores de nuestros deportistas de élite y les mostró la senda de la acusación. Ahora con Contador. Mañana, quién sabe. 

Contador no ganará el Tour este año, pero no hay mal que por bien no venga. Disputará la vuelta y el Mundial, aunque se perderá los Juegos de Londres. Mira, pues a mí me gustaría que el Tour de este año lo ganara Alejandro Valverde y del año que viene, de nuevo Contador. Que rayen el himno español en los Campos Elíseos y que los de la UCI se indigesten con tanta bilis.
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